Deuda externa se dispara a $us 13.345 millones y dejará la carga a la próxima gestión


La economía boliviana se encuentra en una encrucijada crítica, con la deuda externa alcanzando niveles sin precedentes de $us 13.345 millones a mayo de 2025, un incremento alarmante desde los $us 4.942 millones registrados en el año 2005.
Este drástico aumento se produce en un contexto de deterioro de la calificación de riesgo país en el índice EMBI, que ha escalado a CCC- (Riesgo Sustancial de default), reflejando la creciente incertidumbre y la fragilidad financiera que asfixian al país.
El Gobierno de Luis Arce dejará en manos de la nueva administración del Estado —que asumirá en noviembre— esa pesada carga, que tendrá como ingredientes una crisis social manifestada en protestas generalizadas, impulsadas por el imparable ascenso en los precios de los alimentos y una preocupante escasez de combustibles y dólares.
¿A quién se debe más?
De acuerdo con el ‘Estado de la deuda pública externa de mediano y largo plazo’ publicado por el Banco Central de Bolivia (BCB), al 31 de mayo, los préstamos eran de $us 11.495, 4 millones y los títulos de deuda $us 1.850 millones.
El principal acreedor de los préstamos multilaterales es el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con una participación del saldo de 31,7%, la CAF (21,5%) y el Banco Mundial (12,2%). En los préstamos bilaterales el principal acreedor es China (9,1%), Francia (5,1%) y Alemania (0,6%).
Los principales proveedores de esos fondos son el Tesoro General de la Nación (91,9%), ENDE (2,8%) y la Empresa Siderúrgica del Mutún (2,1%).
La semana pasada, el presidente a.i. del BCB, Erwin Rojas, resaltó que al primer semestre de la gestión, las Reservas Internacionales Netas (RIN) permitieron cumplir en su totalidad con las obligaciones externas del país, concretando el pago del 100% del servicio de la deuda pública externa prevista para ese periodo, por un monto de $us 764 millones, “logrando una cobertura del 45% del total programado, pese al contexto adverso que afecta a la economía nacional generado, entre otros factores, por la no aprobación de créditos en la Asamblea Legislativa Plurinacional”.
Del mismo modo, Rojas ponderó que, con el objetivo de preservar el poder adquisitivo de las familias bolivianas y, a pesar de las limitaciones en el acceso a financiamiento externo, se continuó con los pagos por la importación de combustibles, que alcanzaron $us1.019 millones en el primer semestre.
El BCB informó que, al cierre del primer semestre de 2025, las RIN crecieron en $us 830 millones, totalizando un saldo de $us 2.807 millones. Los economistas han criticado estas afirmaciones al indicar que ese incremento se debe, principalmente a la subida de la cotización del oro, que a diciembre de 2024 las 22,5 toneladas estaban cotizadas en $us 1.900 millones y al 30 de abril eran $us 2.378,9 millones.
EL DEBER intentó conocer la versión del Ministerio de Economía, acerca de las razones del abultado crecimiento de la deuda externa, pero respondieron que era atribución del BCB, que a su vez respondió solamente con enlaces de sus publicaciones.
Niveles históricos
El ex presidente del BCB, Juan Antonio Morales, afirmó que en su memoria “que es bien larga”, es la primera vez que Bolivia se encuentra en la actual situación financiera tan delicada. Recordó que a pesar de que las calificaciones de riesgo tienen su origen en la década de los 70, es recién en los 90 cuando se introducen como componentes de los mercados de capitales en países emergentes, como los de Latinoamérica.
Morales sostuvo que “la fuente principal de las dificultades que estamos experimentando con esa mágica calificación de riesgo se debe a problemas fiscales. El Banco Central ha estado dominado durante los dos gobiernos del MAS, enteramente por el Ministerio de Economía y Finanzas”.
Y el esfuerzo para pagar la deuda externa debe centrarse en el sector fiscal: “Se tienen que contraer los gastos fiscales para dejar un poco de espacio para honrar compromisos de deuda externa. También probablemente Bolivia va a necesitar renegociar su deuda externa, porque en el momento estamos gastando cerca de 1.500 millones de dólares en el servicio de la deuda externa, en amortizaciones, más intereses, lo que en las circunstancias actuales se vuelve bastante complicado”, agregó Morales.
Por su parte, desde la Fundación Jubileo, el investigador de Presupuestos Públicos, René Martínez, manifestó que Bolivia no debe entrar en default y no debe repudiar la deuda, sino tratar de renegociarla y puso al Fondo Monetario Internacional (FMI) como el que brinde el alivio.
“Si llega a un acuerdo con el FMI, van a suceder dos cosas. Uno, la renegociación va a ser más simple y dos, el FMI va a exigir que también haya algo de alivio de parte de los otros acreedores”, dijo Martínez, sin atreverse a brinda una cifra.
Sobre las consecuencias de que Bolivia ingrese a un default, el experto señaló que lo primero sería el cierre del flujo de capitales, inversiones y financiamiento. “En un país que ya está en una situación de impago de la deuda, ¿quién nos va a prestar? Asimismo, puede conllevar otras penalidades como es el tema de sanciones a temas de comercio exterior y demás. Entonces si esta sería una muy mala noticia, más aún en un contexto en el cual para abordar la crisis, necesitaríamos financiamiento externo”, acotó.
¿Acudir al FMI?
El Gobierno ha indicado en múltiples ocasiones que no acudiría al FMI en caso de necesitar financiamiento multilateral para honrar sus compromisos como el servicio de la deuda. Sin embargo, según los analistas, la próxima gestión de Gobierno tendrá pocas opciones.
Según Martínez valdría la pena si es para financiar un ajuste económico. “Ahí pues el FMI es una de las alternativas, porque es la institución idónea, además para el tema de dar apoyo financiero, créditos para balanza de pagos. Y justamente lo que tiene el país es un problema de balanza de pagos. Esto es que ya no tenemos recursos, dinero de divisas provenientes de las exportaciones y demás”, apuntó.
Propuso también que una de las primeras tareas de la próxima administración debe ser reconstruir el sector exportador, aunque llevará un tiempo generar políticas y planes de desarrollo. “Necesitamos resolver el tema del tipo de cambio, flexibilizarlo para que la gente vuelva a depositar en el sistema financiero y vuelva la credibilidad.
Por su parte, el economista Fernando Romero, detalló que el próximo año el Gobierno debe pagar más de $us 400 millones solamente en intereses de bonos soberanos y otras obligaciones constantes en dólares. “Es clave que el nuevo Gobierno haga una devaluación, un reajuste importante de las subvenciones a los carburantes y una cirugía financiera en el gasto público”, subrayó.
Al mismo tiempo, enfatizó que se debe estabilizar la balanza de pagos. Puso como ejemplo la relación entre desembolsos y pagos del servicio de deuda externa, que en 2023 tuvo una transferencia negativa de $us 365,7 millones, mientras que en 2024 esta transferencia neta también fue negativa, con $us 852,20 millones. A mayo de 2025 la transferencia neta negativa, fue de alrededor de 62,3 millones.
“La diferencia y la variación entre el 2023 y 2024 es de que los desembolsos han caído en un 40% (…). Pero lo que sí es más llamativo es de que la transferencia neta del 2003 al 2024 ha sido cada vez más pequeña en un 133%, en pocas palabras, está saliendo mucho más dinero de lo que está ingresando”, consideró Romero.
Advertencia desde 2017
Desde el Centro Boliviano de Economía (Cebec-Cainco) subrayaron que ingresar en default significa que existen posibilidades que un país incumpla los pagos de deuda externa. “Si un país entra en default, su reputación a nivel internacional como emisor se deteriora. Sin embargo, siempre se puede compensar al inversionista global con buenas tasas o plazos atractivos”, señalaron.
Respecto a Bolivia, el Cebec indicó que en abril de 2017 la agencia Moody’s ya advirtió de la disminución de la calificación al nivel actual y el informe de Standard & Poor’s (S&P) va en la misma dirección. En ese sentido, el nivel actual ya estaría descontado por el mercado.
“Ese hecho también se observa en las marcaciones de los rendimientos de los soberanos emitidos y reprogramados de Bolivia en mercados internacionales”, agregó.
En cuanto a los créditos pendientes de aprobación en la Asamblea Legislativa, el Cebec indicó que Bolivia tiene pendiente solo el pago de cupones a realizarse en el último trimestre del año, los cuales serían cubiertos con bastante holgura y sin la necesidad de ningún desembolso de deuda extraordinaria.
“Cabe notar que el dinero (de los créditos) es fungible —puede tener diversos usos— y su destino o no a infraestructura no imposibilita el uso de activos externos para fines de equilibrar la balanza de pagos, en la medida que el componente importado de la iniciativa pública de inversión sea moderado”, remarcó la entidad.
Del mismo modo, el Cebec resaltó que el servicio de la deuda ha ido creciendo, pero el país cumplió con todos los pagos programados, incluso a bilaterales como China, que no implicaron flujos importantes de divisas sino transferencias de capital, por ejemplo, para el proyecto Mutún. “El endeudamiento del país es sobre todo con instituciones multilaterales”, aclaró.
De acuerdo a información oficial, Bolivia pagó el 100% del servicio de la deuda pública externa programada para el primer semestre de este año y que llegó a $us 764 millones.
La cancelación fue resultado del crecimiento de las Reservas Internacionales Netas (RIN) en $us 830 millones, totalizando un saldo de $us 2.807 millones a junio de 2025, según el Banco Central de Bolivia. / El Deber
