# Tags
       
#Internacional

La mujer a la que un extraño contactó en un sitio de ADN y le terminó revelando la verdad sobre su nacimiento

Susan quedó absolutamente perpleja cuando vio los primeros resultados de su prueba de ADN casera.

Esta mujer, de unos 75 años, nunca supo mucho de su abuelo y pagó por una prueba privada para ver si revelaba algo inusual.

“Me di cuenta de que había mucha ascendencia irlandesa, lo cual, hasta donde yo sabía, era incorrecto”, dice.

“Pero simplemente lo dejé de lado y no le di mayor importancia. Dejé de pagar mi suscripción y punto”.

Sin embargo, ese punto no fue un punto final.

Pasaron otros seis años hasta que Susan (nombre ficticio) se dio cuenta de que todo lo que sabía sobre su historia familiar era erróneo.

Después descubriría que, en la década de 1950, la habían intercambiado al nacer por otra niña en una concurrida maternidad del NHS, como se conoce el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido.

Su caso es ahora el segundo de este tipo descubierto por la BBC.

Los abogados dicen que esperan que se presenten más casos similares, impulsados por el auge de las pruebas genéticas económicas y los sitios web que investigan la ascendencia familiar de quienes se suscriben a sus servicios.

De la nada

Susan, una mujer aguda y divertida con el pelo blanco hasta los hombros, me cuenta su historia desde su casa, en un lugar del sur de Inglaterra.

Su esposo está sentado a su lado, refrescándole la memoria y aportando información de vez en cuando.

Después de hacerse esa prueba de ADN hace casi una década, la empresa de genealogía ingresó sus datos en su vasto árbol genealógico, lo que permite a otros usuarios contactar con sus parientes genéticos, cercanos o lejanos.

Seis años después, recibió un mensaje inesperado.

El desconocido dijo que sus datos coincidían con los de ella de una manera que solo podía significar una cosa: debía ser su hermano genético.

“Sentí puro pánico. Experimenté todas las emociones imaginables, mi mente estaba descontrolada”, dice.

La primera reacción de Susan fue pensar que tal vez había sido adoptada y no lo sabía. Sus padres habían muerto unos años antes, así que se armó de valor y se lo preguntó a su hermano mayor.

Él estaba seguro de que todo se trataba de una estafa. Su hermana siempre había formado parte de su vida, y estaba “absolutamente seguro” de que uno de sus primeros recuerdos era de su madre embarazada.

Susan, sin embargo, seguía sospechando. Era un poco más alta que su hermano y, con su llamativo cabello rubio, nunca se había parecido al resto de la familia.

Su hija mayor investigó un poco y encontró una copia de todos los nacimientos registrados en la zona el día en que nació su madre.

La siguiente niña de la lista, registrada en el mismo hospital del NHS, tenía exactamente el mismo apellido que el hombre que se había puesto en contacto con ella a través del sitio de internet de genealogía.

No podía ser una coincidencia. La única explicación posible era un error o una confusión en esa sala de maternidad hace más de siete décadas.

Bebés recién nacidos
En los años 50 y 60, las parteras cuidaban muchos bebés a la vez en las salas de enfermería de los hospitales del NHS.

Hasta hace poco, casos como este no se conocían en el Reino Unido, aunque sí había ejemplos en otros países.

La práctica habitual en el NHS hoy en día es colocar dos bandas alrededor de los tobillos de los bebés inmediatamente después del nacimiento y mantener a la madre y al niño juntos durante su estancia en el hospital.

En la década de 1950, la atención materna era muy diferente. Los bebés solían estar aparte, en grandes salas de enfermería, y las parteras eran las encargadas de cuidarlos.

“Todo el sistema era mucho menos sofisticado en aquel entonces”, dice Jason Tang, de la firma de abogados londinense Russell Cooke, que representa a Susan.

“Puede ser que el personal no haya puesto una tarjeta o una etiqueta en la bebé inmediatamente, o que simplemente se haya caído y la hayan vuelto a poner en el bebé o en la cuna equivocados”.

Desde finales de la década de 1940, Reino Unido experimentó un baby boom de posguerra que le puso una gran carga a los servicios de maternidad del recién creado NHS.

Viejos y nuevos parientes

Por supuesto, durante muchas décadas, esa equivocación no tuvo ninguna importancia en la vida de Susan.

Creció en un hogar “normal de clase trabajadora”, conoció a su marido y ella misma terminó trabajando para el NHS.

Aparte de “algunos traumas típicos” durante su adolescencia, recuerda a sus padres como una pareja “muy buena y cariñosa” que “hizo todo lo que pudo y siempre me animó”.

“En cierto modo, me alegro mucho de que ya no estén aquí para saber esto”, dice Susan. “Si están ahí arriba observándome, realmente espero que no sepan lo que pasó”.

Susan
Susan creció creyendo que su madre y su padre eran sus padres biológicos.

Susan cree que, si las pruebas de ADN caseras hubieran estado disponibles antes, no hubiera podido decirles la verdad “porque habría sido horrible”.

“Pero realmente no creo que, para mí, haya cambiado nada sobre ellos, siguen siendo mamá y papá”, dice.

Por otro lado, su relación con el hombre al que siempre ha considerado su hermano mayor sí se ha visto fortalecida por lo que pasó, piensa Susan.

“De hecho, esto nos unió más. Ahora nos vemos más seguido y recibo tarjetas que dicen para ‘mi querida hermana'”, cuenta.

“Tanto él como su esposa han sido absolutamente fantásticos. Honestamente no puedo elogiarlos lo suficiente”. Recuerda que recibió otra “carta encantadora” de un primo en ese momento en la que le decía: “Oh, no te preocupes, sigues siendo parte de la familia”.

En cuanto a sus nuevos parientes de sangre, dice que la situación ha sido más difícil.

Se reunió con el hombre que la contactó, su hermano biológico, y se ríe cuando recuerda lo parecidos que se ven.

“Si le hubieran puesto una peluca y un poco de maquillaje, sinceramente, podría haber sido yo”, bromea.

También ha visto fotografías de la otra mujer con la que fue intercambiada al nacer, y de sus hijos.

Pero entablar una relación con esa nueva parte de su familia no ha sido fácil.

“Sé que son mis parientes biológicos, pero no crecí con ellos, así que no hay esa conexión emocional”, dice.

“Básicamente, cerraron filas por lealtad a su hermana, lo cual es admirable y lo entiendo”.

Los padres genéticos de Susan murieron hace algunos años, pero le han dicho que se parece a su madre biológica.

“Me gustaría saber un poco más sobre ella, cómo era y todo eso, pero nunca lo sabré y ya está”, dice.

“Pero si lo analizo sin emociones y lo pienso con lógica y claridad, me fue mejor creciendo así”.

Un error histórico

Susan es una de las primeras personas en recibir una indemnización (la cantidad no se ha revelado) en un caso como este.

Tuvo que hacerse una segunda prueba de ADN antes de que el NHS aceptara su error y le pidiera una disculpa “muy bonita”.

El año pasado, la BBC informó sobre otro caso de bebés intercambiados al nacer, que salió a la luz después de que alguien recibiera un kit de pruebas de ADN como regalo de Navidad.

Susan dice que el acuerdo nunca se trató del dinero, sino del reconocimiento de que se había cometido un error hace tantos años.

“Supongo que uno siempre quiere culpar a alguien, ¿no?”, pregunta.

“Pero sé que esto me acompañará el resto de mi vida. Solo quería una conclusión”./El Deber

Dejar un comentario