Velasco y Lara confrontan visiones de país en debate vicepresidencial


Uno apeló a la moderación, los datos y la gestión técnica; el otro, a la cercanía popular, la crítica frontal y el tono desafiante. Así transcurrió anoche el debate vicepresidencial entre Juan Pablo Velasco, candidato de Libre, y Edman Lara, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), un encuentro organizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y transmitido en cadena nacional por medios públicos y privados. Durante un poco más de una hora, los aspirantes contrastaron visiones sobre economía, justicia, salud, educación y democracia, en un formato que les permitió responder, argumentar y también exhibir sus diferencias de fondo.
Economía: modelos enfrentados
El primer eje, centrado en la crisis económica y las políticas de reactivación, marcó el tono del encuentro. Velasco planteó un enfoque liberal con énfasis en la atracción de inversiones, la estabilidad fiscal y la disciplina monetaria. “Bolivia necesita volver a producir y exportar, recuperar la confianza del inversor y reducir el gasto improductivo”, señaló. Propuso una reforma tributaria gradual, incentivos para el agro y las pymes, y la creación de un consejo económico nacional.
Lara, por su parte, criticó el “modelo excluyente del centralismo” y defendió una economía social orientada al bienestar comunitario. “No se trata solo de atraer capitales, sino de garantizar que la riqueza llegue a la gente”, dijo. Prometió la creación de un fondo soberano para el desarrollo rural y el fortalecimiento de empresas estatales “con control ciudadano”. Ambos coincidieron en la necesidad de diversificar la matriz productiva, pero discreparon sobre el rol del Estado: Velasco pidió limitarlo; Lara, replantearlo.
Educación: calidad y justicia social
El segundo eje puso en evidencia visiones distintas sobre la educación pública. Velasco habló de “revolucionar el aula” con tecnología, capacitación docente y bilingüismo efectivo. “El futuro no puede depender de una educación memorística; debemos enseñar a pensar”, enfatizó, proponiendo alianzas con universidades y el sector privado para formar capital humano competitivo.
Lara, en cambio, apuntó a las desigualdades estructurales. “No hay calidad educativa cuando los niños estudian sin agua ni internet”, replicó. Planteó un pacto educativo nacional con las comunidades y la asignación de recursos obligatorios para infraestructura escolar. A su juicio, el desafío central es “recuperar el sentido humano de la educación”. Ambos mencionaron la urgencia de actualizar el currículo y profesionalizar a los maestros, aunque con enfoques distintos: eficiencia para Velasco, equidad para Lara.
Salud: entre la gestión y la equidad
En el eje de salud, Velasco sostuvo que el sistema público debe priorizar la atención primaria, la digitalización y la gestión por resultados. Prometió una “agenda nacional de prevención” y la evaluación de todos los programas sanitarios. “La salud no puede depender de la improvisación política”, advirtió, citando los problemas de abastecimiento de medicamentos y la fuga de profesionales.
Lara, más vehemente, denunció el colapso del sistema público y la precariedad hospitalaria. “Tenemos hospitales sin médicos y médicos sin insumos”, dijo. Propuso fortalecer el seguro universal y crear una red de salud rural administrada por municipios. La salud, para él, “debe dejar de ser un privilegio urbano”.
Justicia: diferencias en las soluciones
El debate alcanzó uno de sus puntos más tensos en el eje judicial. Velasco denunció la “cooptación política del sistema” y propuso reformar el mecanismo de elección de magistrados, limitando la intervención partidaria. “La justicia debe ser un poder independiente, no una oficina del Gobierno”, afirmó, llamando a establecer evaluaciones de desempeño y transparencia procesal.
Lara coincidió en el diagnóstico, pero insistió en un enfoque “más ciudadano y menos elitista”. Sugirió la creación de jurados sociales y auditorías populares a jueces y fiscales. “La justicia no puede seguir sirviendo al poder, tiene que servir al pueblo”, dijo. Ambos candidatos respaldaron la evaluación de jueces impulsada por el Consejo de la Magistratura, aunque con diferencias sobre su alcance. Para Velasco, debe basarse en méritos y resultados; para Lara, también en sensibilidad social.
Democracia y gobernabilidad
En el último eje, referido a la democracia, la transparencia y la relación con el Legislativo, ambos reconocieron la fragilidad institucional del país. Velasco planteó un modelo de “cohabitación democrática” basado en pactos y acuerdos programáticos. “El Ejecutivo debe dialogar con la Asamblea; gobernar no es imponer, es construir consensos”, subrayó, en alusión al bloqueo político vivido en la actual gestión.
Lara, en cambio, recurrió a un tono más emocional. “El país está cansado de peleas entre políticos. La gente quiere soluciones, no discursos”, afirmó. Pidió una “reconciliación real” entre el occidente y el oriente del país y reivindicó el papel de los movimientos sociales como “guardianes de la democracia plurinacional”. También defendió la lucha contra la corrupción como “la madre de todas las reformas pendientes”.
El debate, aunque contenido, exhibió dos estilos opuestos: Velasco, mesurado, recurriendo a cifras, proyecciones y lenguaje técnico; Lara, frontal, apelando a la experiencia del ciudadano común. Mientras el primero buscó proyectar estabilidad y competencia, el segundo apostó por un tono confrontacional.
El formato moderado permitió evitar interrupciones, aunque no impidió momentos de tensión, especialmente cuando Lara acusó a las élites de “secuestrar el poder económico” y Velasco replicó que “el populismo nunca ha resuelto la pobreza, solo la ha administrado”. Ambos recibieron aplausos en distintos pasajes, en medio de una constante carrera contra el tiempo./El Deber
